(2 Corintios 4:16; Efesios 2:8-10).
En las grandes fábricas del mundo existe un departamento que se llama “Desarrollo”, el cual tiene como propósito la investigación e implementación de nuevos productos o el mejoramiento de los que ya tienen. Es así como cada año o presentan artículos nuevos o exhiben los modelos recientes de lo que ya están en el mercado, bien sea que se trate de automóviles o teléfonos celulares.
Las personas igualmente ven la necesidad de renovar la decoración de sus casas, el vestuario, el corte de cabello y hasta el color de los ojos. Lo que muchos no saben es que también hay la posibilidad de renovarse espiritualmente. Claro, la Biblia lo enseña, dice que aunque el ser exterior, el físico, se desgasta cada día con el uso, el interior, el ser espiritual, puede renovarse cada 24 horas.
¿Increíble no? Y lo mejor de todo es que el fabricante, Jesucristo, no nos cobra ni un solo centavo por la “actualización” diaria. Podemos descargar el “upgrade” cada que nos levantemos de la cama. ¡Esto es de película! Para cambiar mi celular debo esperar a que se venza el contrato actual y hacer uno nuevo, con lo cual tengo la opción de sustituir el equipo viejo por uno reciente. Con Jesucristo podemos renovarnos espiritualmente día a día, despojarnos del hombre o la mujer que éramos ayer y lucir la radiante versión de ese día.
Así es que si alguien te dice: “¡Mira, cambié mi MP3! Ahora con este modelo puedo escuchar mucha más música, guardar más fotos y hasta videos”.
Entonces dile: “Te cuento que yo también cambié el modelo de vida espiritual. Sí, ayer tenía la vieja versión, pero esta mañana me puse de rodillas, vacié todos los archivos feos que no me gustaron y descargué directamente del Espíritu Santo una actualización que está espectacular. Claro, no la ves a simple vista, porque es un software espiritual, pero sí te darás cuenta porque los errores que cometí ayer hoy ya no los tengo que cometer. Hoy estoy estrenando una misericordia nueva, y con ella, una nueva llenura del Espíritu Santo. Es una nueva versión ”.
Por supuesto, puede ser que alguien no sepa que la vida en Cristo es de perfeccionamiento continuo y por ello se desternille de la risa. O también puede ser que encuentres personas a las que a diario les aparece la notificación de la nueva versión, pero ellas insisten en seguir con la antigua y decir: “Yo soy así, así nací, así me quedo y así me muero”. Y se pierden esta linda oportunidad.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.