La carne solo resulta de verdad sabrosa para nuestro paladar cuando en su superficie se produce la llamada reacción de Maillard o pardeamiento, es decir, cuando los aminoácidos y carbohidratos reaccionan a temperaturas por encima de 120 ºC y se “tuestan”. ¿Qué hemos de hacer entonces para cocinar una carne tierna de modo que resulte sabrosa a la vez