
(Cantares 1:6; 1 Corintios 9:27).
Si me dedicara a aconsejar a muchas parejas matrimoniales, a escribir libros sobre la felicidad conyugal y a viajar por el mundo dando conferencias sobre el tema, pero no dedico tiempo a resolver los conflictos normales con mi esposa, a suplirle en sus necesidades, a escucharla, mimarla y ser su romántico y apasionado hombre, creo que estoy por perder el equilibrio y… ¡Pum!
Si me dedicara a investigar sobre la crianza de los hijos, a organizar seminarios sobre educación y dar charlas para padres en crisis pero no dedico tiempo a jugar con mis retoños, a orar con ellos, a hablar con ellos, a hacer los deberes escolares con ellos, a aconsejarlos y a proveerles para sus necesidades, creo que estoy a punto de perder el equilibrio y…¡Pum!
Si me dedicara a escribir artículos fascinantes sobre la oración, a dar conferencias sobre ella y a invitar a muchas personas a participar de eventos de adoración pero no dedico tiempo para estar a solas con Dios, encerrado, de rodillas y derramando mi corazón y hasta mis lágrimas ante Él, creo que estoy a punto de perder el equilibrio y… ¡Pum!
Si me dedicara a hacer muchos programas de radio y tv. en los que animo a la audiencia a estudiar la Biblia, a beber y comer de ella con hambre y devoción, pero no dedico tiempo personal a escudriñarla y nutrirme de ella cada día, creo que estoy a punto de perder el equilibrio y… ¡Pum!
Si me dedicara a escuchar y a leer a expertos en finanzas y a indagar y enseñar sobre prosperidad y nuevas oportunidades de negocios pero en mi vida personal soy desordenado en el manejo del dinero, vivo endeudado, no cumplo con mis compromisos económicos y no soy el dador alegre que Dios desea, creo que estoy a punto de perder el equilibrio y…¡Pum!
La Biblia nos da una voz de alerta en Cantares 1:6 al decirnos: “Mis hermanos se enfadaron contra mí, y me obligaron a cuidar las viñas; ¡y mi propia viña descuidé!”
Y el apóstol Pablo, apercibido de este peligro, escribió en 1 Corintios 9:27 “…no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado”.
En resumen, si me dedicara a enseñarle a otros cómo vivir sus vidas y ser buenos cristianos y por ello hasta ganare cierta fama, reconocimiento y algo de dinero pero en mi ser interior cada día soy más pobre y menos maduro espiritualmente, creo que estoy a punto de perder el equilibrio y…¡Pum!
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Tomado de:
“Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.
Impresionante! Gracias Dios les Bendiga grandemente! Me encantan las reflexiones!
Gracias Doni por tan claro mensaje…eso en pocas palabras lo llamo TESTIMONIO. Dios te bendiga y a tu familia; doy gracias al Señor en este tiempo por dejarte usar para bendecirnos.